Los bancos afrontan un año desafiante por los bajos márgenes que permitirán obtener los tipos de interés en mínimos y el euribor en negativo. Todo ello, junto a las elevadas exigencias de capital, presionan la rentabilidad.
Hace 30 años, cuando nació EXPANSIÓN, pocos hubieran apostado por la creación de un universo de tipos de interés en mínimos históricos. Esta afirmación parecía más propia de una película de ficción que de la vida real. Tampoco hace falta echar la mirada tan atrás. Antes del estallido de la crisis financiera, en el verano de 2007, también pocos se hubieran atrevido a vaticinar un escenario como el actual:el tipo de interés oficial en la eurozona se encuentra en el 0% y el de la facilidad de depósito, en el -0,4%. Y es que ni siquiera los sistemas informáticos estaban preparados para incorporar un euribor en negativo.
El negocio tradicional de un banco consiste en captar el ahorro de los clientes y prestarles dinero. Pero en este entorno, se está haciendo cada vez más difícil mantener la rentabilidad, más aún cuando los reguladores están imponiendo unas duras normas de capital. Es por eso que todos los primeros espadas de las entidades españolas y europeas estén mostrando su preocupación por las consecuencias que está teniendo la aplicación de esta política monetaria tan expansiva. "La banca necesita profundizar en las reformas para garantizar su competitividad y afrontar el reto de la rentabilidad, su principal desafío en el actual entorno de bajos tipos de interés y mayores exigencias de capital", apuntaba a finales de marzo el presidente de CaixaBank, Isidro Fainé.
Las principales entidades cotizadas mejoraron la rentabilidad media sobre recursos propios (ROE) en 83 puntos básicos durante 2015, impulsándola del 5,22% de media hasta el 6,05%. Pero esta ratio todavía se sitúa por debajo del coste del capital, que los supervisores sitúan entre un 8% y un 10%, y las perspectivas que barajan los analistas para el presente ejercicio no son nada halagüeñas.
Nuevos segmentos
El complicado entorno de tipos de interés; la creciente competencia a la hora de captar nuevos créditos, tanto en el segmento de pymes como de consumo; y las duras exigencias regulatorias han hecho que las entidades suavicen sus objetivos de rentabilidad para los próximos años. A esto se suma el problema de las cláusulas suelo y su posible retroactividad.Con un euribor a 12 meses, la referencia de las hipotecas, en los niveles actuales del -0,004%, ha surgido el debate sobre si llegará un momento en el que algún banco acabe pagando por las hipotecas que tienen contratadas sus clientes. A este respecto, María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter, se mostró muy crítica en la última Junta de Accionistas de la entidad. "Son un despropósito y un sinsentido", apuntó refiriéndose a los tipos de interés negativos que, en su opinión, "no existen".
Los efectos de esta anomalía en las cuentas de resultados son elocuentes. Por ejemplo, la firma española de inversión N+1 hacía un cálculo recientemente imaginando una referencia interbancaria en el -0,5%. Estos expertos calculaban que, en ese caso, el beneficio por acción caería de media un 25% y el RoTE (Tasa de retorno de capital tangible) pasaría de entre el 8% y el 9% a un rango de entre el 6% y el 7%.
No se trata de un fenómeno puramente español, es algo que afecta a toda la banca europea. La banca europea situó su ROE en un 4,6%, es decir, incluso por debajo de la española. "Las perspectivas económicas son débiles y -por ello- los bajos tipos de interés y el aplanamiento de la curva de tipos van a seguir durante más tiempo. El último año, los bancos capearon relativamente bien los bajos tipos, beneficiándose de la mejora de las condiciones de financiación, que compensaron de sobra los menores ingresos", apuntaba Danièle Nouy, presidenta del Mecanismo Único de Supervisión (MUS) del BCE en el Informe de Supervisión de 2015. Pero, añadió que "la situación se puede volver más desafiante durante un periodo de tiempo prolongado".
¿Qué alternativas tienen entonces los bancos para que subsistan sus modelos de negocio?
En los últimos meses, el Banco de España ha instado a los bancos a acelerar tres vías de mejora ante esta situación:reducir los gastos; fomentar el cobro de nuevas comisiones de valor añadido; y negociar fusiones entre comparables.
Por el momento, la última de estas opciones es a la que menos prioridad está dando la banca, debido principalmente a las bajas cotizaciones a los que se negocian sus acciones en los mercados.
Planes de recortes
La parte de la rebaja de costes es donde más se ha pisado el acelerador hasta el momento. Santander y Banco Ceiss ya han anunciados profundos planes de recorte en oficinas y plantilla. En el caso de la entidad presidida por Ana Botín, el cierre de sucursales en España ascenderá a entre 400 y 450 y la reducción de empleos en hasta 1.200. Por su parte, la filial deUnicaja Banco negocia con los sindicatos despidos de hasta 1.120 trabajadores, lo que supondría un tercio de la plantilla total.BBVA ha dado esta misma semana una orientación de lo que podría implicar la digitalización para el banco a largo plazo: un 75% menos de oficinas. Aun así, desde la entidad aclararon que actualmente no hay planes de recortes en marcha.
Distintas firmas de análisis y consultoría cifran el ajuste pendiente en 10.000 oficinas y 30.000 empleados, adicionales a las 13.500 sucursales y 70.000 trabajadores que ha recortado la banca española desde que estalló la crisis.
La buena noticia para los bancos, que supondrá uno de los grandes impulsos a sus cuentas durante este ejercicio, es la caída de las provisiones.La mejora de la economía española ha permitido que la tasa de morosidad se reduzca progresivamente durante los últimos años, permitiendo a las entidades reducir la carga de provisiones. Así, la mora media de las entidades españolas está ya cerca de bajar del 10%.
Junto a ello, los bancos están empujando los ingresos por comisiones con campañas de fondos de inversión, seguros y, en el caso deSantander, con la Cuenta 1, 2, 3. Sin embargo, las previsiones apuntan a que los bancos españoles no serán capaces de mantener sus ingresos de 2015 en el presente ejercicio, si no que habrá un recorte generalizado.
Otro de los retos que afrontan los bancos españoles a corto plazo, especialmente Santander y BBVA, viene derivado de su internacionalización. La crisis de China ha generado incertidumbre sobre una posible desaceleración en Latinoamérica, afectando a las divisas. También ha impactado al petróleo, al que las grandes entidades tienen exposición a través de créditos corporativos y participaciones. De ahí que las cotizaciones se hayan resentido en los últimos meses.
A la espera de fusiones
Este mal comportamiento bursátil explica en parte el retraso en el calendario de fusiones que banqueros de inversión, reguladores y ejecutivos del sector financiero habían anticipado. Así, inicialmente se esperaba una ronda de fusiones entre finales de 2015 y durante 2016. Sin embargo, los principales banqueros han retrasado al próximo año y al siguiente las posibles fusiones y adquisiciones.Todo está pendiente de las revisiones de los modelos de negocio que tiene en marcha el Banco Central Europeo (BCE). El supervisor europeo ha puesto el foco en las proyecciones de rentabilidad y podría aplicar mayor requisitos de capital a aquellas entidades con el negocio menos (ver información adjunta), precipitando así posibles uniones. De nuevo, son los bajos tipos los que están detrás de esta iniciativa del BCE, como el resto de desafíos bancarios.