“¿Qué hace una mujer después de aparcar? Darse un paseo hasta la acera”. Este chiste es un clásico para defender que las mujeres aparcan peor que los hombres, asunto este objeto de chascarrillo fácil habitualmente. Un
informe de la Asociación Empresarial del Seguro (UNESPA) viene a desmentir el prejuicio y asegura que son los hombres jóvenes, de entre 18 y 40 años, los que más golpes se dan al aparcar y, además, los más graves.
La patronal de las aseguradoras ha analizado los siniestros sin contrario de vehículos que cuentan con un seguro que incluye los daños propios –los seguros a todo riesgo- un 26,9% del los 29,1 millones de vehículos de todo tipo que circulan por España.
En general, hombres y mujeres tienen una tasa de siniestralidad muy similar. Así, el porcentaje de siniestros protagonizados por conductoras (ligeramente superior al 30% del total) se corresponde de forma casi idéntica con el porcentaje femenino de asegurados. Es decir: las mujeres, que son el 30% de los conductores, tienen el 30% de los accidentes.
No obstante, si se atiende a la edad de los conductores, afloran las diferencias de género. Según los datos de
Unespa, los hombres jóvenes tienen mayor propensión a golpear el coche al aparcar que las chicas. Esa diferencia en la probabilidad de sufrir un golpe al aparcar es muy acusada a favor de las mujeres en los primeros meses de carné. Rápidamente se atenúa y las mujeres pasan brevemente a ser peores aparcando en la franja de edad entre los 19 y los 20 años. Pero entonces, la mayor probabilidad de golpear el coche al estacionar vuelve a ser atributo masculino y no deja de serlo hasta pasado los 40 años. Entonces, las curvas se cruzan y la probabilidad de que sea una mujer la que dañe el coche con un bolardo o columna se mantiene por encima de la masculina hasta pasados los 65 años.
No sólo se dan ellos más golpes aparcando, sino que los daños fruto de esta torpeza suelen ser más graves. Según el estudio, que será publicado en la
Memoria social del seguro 2015 de la Asociación, los jóvenes varones son los que ocasionan desperfectos más cuantiosos. La gravedad de los daños en el vehículo tiende a disminuir a medida que se adquiere experiencia al volante y, en torno a los 28 años, ellos y ellas ocasionan siniestros igual de costosos.
Se aprecia también claramente que cuanto más se acercan hombres y mujeres a los 60 años, mayor es la probabilidad de que sufran un percance aparcando, debido a la merma de las capacidades psicofísicas asociadas a la edad.
El estudio constata también que la experiencia es un grado a la hora de aparcar, pero que un exceso de confianza juega malas pasadas. Con el carné recién estrenado, la probabilidad de dañar el coche al aparcar es la más alta y se reduce paulatinamente hasta que se alcanzan los cuatro años de experiencia, cuando se llega al máximo de prudencia. A partir de ese momento, el exceso de confianza hace aumentar de nuevo la probabilidad de chocar al estacionar, tanto en hombres como en mujeres. También la gravedad de los siniestros se reduce con la experiencia al volante en general.
En cualquier caso, y aunque el aparcamiento de oídas sigue siendo un clásico, los siniestros de daños propios se han reducido de forma constante en los últimos cuatro años, quizá debido a que cada vez más coches cuentan con sensores de proximidad, cámaras de visión trasera e incluso sistemas de aparcamiento automático.
